Fue una noche PERFECTÍSIMA en Pablo Podestá, en ese barrio privado llamado Altos de Podestá. Ver la noche desde el balcón que no está terminado, desde ese "primer piso", que da la mayor de las tranquilidades, donde no se escucha nada más que algún ladrido de algún perro o alguien que pasea en un auto o pasos lejanos... En el patio trasero de la casa, donde está la pileta donde jodíamos en el verano, se escuchan 3 hombres trabajando con nombres casi constantemente dichos por mí. 3 hombres importantes en mi vida: Nicolás, Tomás y Roberto. Trabajando duro con la tierra, rellenando los espacios vacíos de al rededor de la pileta donde tendría que estar ésta misma. En su descanso, después de bañarse los 3, 2 de ellos me acompañan en mi soledad tranquila en el lugar más lindo de esa casa para mí: el balconcito sin terminar, en el primer piso donde solamente se encuentra un equipo de música viejo y casi sin señal y una mesa de pool. El tercer hombre acostado, agotado de trabajar. Ya habíamos cenado pizza y empanadas, que compramos en una pizzería cercana a esta casita humilde: una grande de muzzarella y una docena de empanadas de 3 gustos: carne, pollo y jamón y queso. Haciéndonos compañía estaba la radio encendida, en la transmisión llamada 'Los 40 principales', ubicada en 105.5; se hacía tarde y solamente la luna en compañía de las estrellas que la acompañaban nos indicaban el paso del tiempo, mientras hablabamos de la vida en el balconcito. Se nos pasaba la noche, hablando, divirtiéndonos, informándonos de cosas que no podíamos ni imaginar del otro, cosas repetidas, etc. Llegadas las 2 am, el hombrecito más pequeño fue a su habitación, que es compartida conmigo, y durmió como un ángel hasta la hora de partir, las 7 am. Con el hombrecito que está por cumplir sus amados 18 años, el 14 de septiembre, nos quedamos recordando momentos, palabras, hechos que nos sorprendieron; sacamos conclusiones y compartimos ideas sobre muchos de los misterios que el ser humano jamás va a poder comprobar, y hasta cuando comenzó a llover, fuimos al primer piso, donde está el pool para ver los relámpagos y observar caer la lluvia, que tanto me gusta. Se veían caer los relámpagos sobre el horizonte, donde se podían observar algunas casas, solo con planta baja, alguna que otra tenían un piso, pero más no. Había mucha tranquilidad, solamente se escuchaban las voces de la radio, los truenos y las gotas de llovia que golpeaban entre los techos, el balconcito y las calles.
En fin, además de tomar un poco de cerveza, licor de dulce de leche, licor de melón y algo con gusto a durazno (que en este momento no recuerdo qué era, o mejor dicho, cómo se llama), de haber mirado la lluvia junto a él, haber estado en eterna tranquilidad en ese balconcito, haber hablado cosas interesante de la vida, etc... aprendí que nadie nunca va a reemplazar los papeles de estos hombrecitos importantes para mí, a pesar de todos los mal entendidos, las discusiones, peleas, enfrentamientos, renconres que tiene cada uno del otro, en el fondo nos queremos, y debe ser así... él es mi padre y yo su hija hasta que la muerte nos separe... El hombrecito más pequeño es mi hermanito más pequeño, al que Dios me dio el mando de este juego de hermandad, donde yo soy responsable de él y lo tengo que cuidar hasta qe la muerte me pueda vencer, y más peleas no podemos tener, lo sé y lo admito, pero es mi único hermano menor, el que aunque parezca mentira, se queda al lado mío desde muy chiquito cuando me ve llorar y hasta hay veces que me abraza y me dice '¿qué te pasa? no llores'. El hombrecito de 17 años, ansioso por sus 18 en septiembre, es mi novio; el que me sabe valorar, el que me ama y yo confío más que en nadie, es una de las personas más importantes en mi vida en este momento y sin él no sé que haría, me ilumina y me hace seguir día a día, abriéndome los ojos para que no me preocupe en tantas boludeces y mire otras cosas, que siga adelante que hay cosas peores y no me nuble. A ellos, a ellos los adoro ♥ y les tengo que decir: GRACIAS ~
Natalia.-
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